2 de abril de 2007

Dan los premios a la estupidez y hay candidatos por todos lados


Se trata de los Premios Darwin, que galardonan las fatalidades más estúpidas del mundo.

El número de candidatos supera las expectativas y los nominados son elegidos por el voto popular.

Desde que los bloopers se han popularizado. Y eso parece. Día a día ganan adherentes y fanáticos que los coleccionan en forma sistemática. Basta ver en determinados sitios web, cómo los propios cybernautas suben y comparten clips de videos con accidentes ridículos. Pero claro, faltaba un premio a tanta extravagancia y a alguien se le ocurrió otorgarlo.


Wendy Northcutt, bióloga molecular de la Universidad de Standford, entrega desde 1993 los Premios Darwin. En clara alusión a Charles Darwin, el padre de la teoría evolucionista, la cruel Wendy ironiza la presentación con las siguientes palabras: “Los Premios Darwin conmemoran a los individuos que protegen nuestra reserva genética haciendo el último sacrificio de sus propias vidas: eliminándose a sí mismos de una manera extraordinariamente idiota y, de ese modo, mejorando la oportunidad de supervivencia de nuestra especie por mucho tiempo.”

Uno de los nominados para el premio fue un pastor que estaba convencido de que podía caminar sobre las aguas. No pudo caminar pero sí flotar. Porque cuando lo intentó, se ahogó.

Suena duro y terrible pero, indudablemente, es una realidad. Lo humorístico, grotesco y macabro se dan cita en la web de los premios con los casos más desopilantes nunca imaginados. Tomemos el caso de un exagerado que intentó matar a un gusanillo milpiés pegándole un tiro con un rifle, con tal mala suerte que la bala rebotó en una roca y terminó fracturándole el cráneo a su amigo.


Si de exageraciones se trata, el caso de Krystof Azninski aventaja a muchos. La historia fue documentada por la Agencia Reuters y cuenta que Azninski, un campesino polaco de 30 años, durante una tertulia masculina sugirió a sus amigos que hicieran algunos “juegos de hombres”. Alcohol de por medio, comenzaron a golpearse la cabeza con nabos congelados, pero parece que no era suficiente para doblegar tanta hombría. Con actitud desafiante, uno de ellos tomó una sierra eléctrica y se cortó la punta del pie. Para no ser menos, Azninski le arrebató la sierra y, al grito de “¡Miren esto!”, la puso en su propia cabeza y la cortó en pedacitos. "Es curioso", dijo un compañero, "cuando era joven se ponía la ropa interior de su hermana. Pero murió como un hombre”. Y también tuvo su merecido premio post-mortem: el 1996 Darwin Awards.


Entre los nominados del año pasado, cabe reflotar el milagro fallido que tuvo como protagonista a un pastor protestante de Gabón. Convencido de que podía caminar sobre las aguas al mejor estilo Jesucristo, decidió ilustrar a sus seguidores sobre el poder de la fe y se fue a dar un paseo por un gran estuario. Finalmente su cuerpo flotó, pero sin vida.


Ahora bien, no cualquier caso puede integrar el selecto grupo de nominados. Para tener la posibilidad de ganar un premio, se deben cumplir ciertas reglas:


1. REPRODUCCIÓN. El potencial ganador debería haber muerto o, al menos, quedar incapacitado para poder reproducirse.


2. EXCELENCIA. El candidato debió haber sufrido una sorprendente pérdida del juicio. Por ejemplo, jugar a la ruleta rusa con minas terrestres, saltar desde un bote al agua sin saber nadar y en un lugar que está infestado de tiburones, son proezas que se perfilan para ser galardonadas.


3. AUTOSELECCIÓN. La propia ineptitud del candidato debe ser la causa de su defunción.


4. MADUREZ. El nominado debe ser mayor y estar en su sano juicio.


5. VERACIDAD. El hecho debe ser verificado. Los artículos de periódicos acreditados, informes televisivos confirmados y testigos confiables, pueden ser considerados como fuentes válidas. Esto apunta a discriminar las leyendas urbanas que tanto proliferan y, en la propia página, tienen su espacio de clasificación.


En definitiva, es un sitio divertido y de alto voltaje. Pero también es un llamado a la reflexión y bien vale cuestionarse si la célebre frase de Einstein sigue vigente: "Sólo hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana; y no estoy seguro de la primera".

No espero nada , todo se presenta sin preguntar.

En mi blog encontrarán artículos que me parecen muy interesantes sobre diferentes tematicas.
Dichos artículos serán extraídos de la web o por aportes de los lectores.


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GR