| ||||
Muchos ejecutivos o profesionales afirman “nadie hace las cosas como yo”, aspecto este que determina que los mismos se encuentren atados a una gran cantidad de tareas a realizar por ellos, para lo que luego argumentan falta de tiempo o sobrecarga laboral.
La delegación de tareas es todo un tema en las empresas. En primer lugar, depende del estilo de liderazgo en general de la compañía y en particular de cada ejecutivo o profesional.
Hay ámbitos laborales donde no se delega nada y otros donde se delega absolutamente todo, tratando de encontrar un punto de equilibrio, es importante considerar estos aspectos relacionados con el tema en cuestión:
- A quien se va a delegar, lo que nos lleva a un análisis de capacidades y aptitudes de cada persona, de este análisis debiera resultar quienes son los más aptos para hacer qué.
- Qué se va a delegar, en este caso el análisis se focaliza hacia las tareas o actividades que se van a delegar.
- Capacitación del colaborador, se supone que quien comienza a realizar una tarea que se le delega hasta ese momento no tiene la experiencia sobre la misma pero si la capacidad para desarrollarla.
- Delegación de la tarea propiamente dicha.
- Evaluación de los resultados.
El lector a este punto se preguntará qué relación tiene el tema con la retención de talentos o más aún con el desarrollo del mayor capital de la empresa “el conocimiento”.
Un colaborador que recibe nuevas tareas de parte de su jefe debiera asumir la misma como un reconocimiento de:
- mayor confianza hacia su trabajo;
- que se le atribuye mayor responsabilidad
Así también como:
- nuevos desafíos para capacitarse;
- mayor injerencia en las actividades de la empresa;
- mayores posibilidades de participación;
- nuevos estímulos;
- mayores proyecciones de carrera;
- mayores posibilidades de reconocimiento económico.
Por Fernando Evangelisti, ex auditor PriceWaterhouse en Turín (Italia) y Bs. As. (Argentina), consultor independiente e investigador de la Fundación Logosófica.