En un mundo de cambio constante, la tarea más importante de un líder es inspirar a otros en la organización a moverse de donde están hoy a donde nunca estuvieron antes. El éxito a largo plazo depende de generar una cultura corporativa con empleados que estén motivados a sobresalir.
El líder debe crear una agenda estratégica ligada a su visión. Los empleados, al igual que los miembros de una tribu, tienen que saber por qué están unidos detrás del líder. Quieren saber: ¿Por qué tengo que dar el 110%? ¿Cuál es el significado de todo este esfuerzo? Con mucha frecuencia, nuestros empleados entienden el “qué” y el “cómo” de una empresa, pero no siempre el “por qué”.
El liderazgo puede ser dividido en dos partes: Los líderes son responsables de generar una visión y de articular los valores y el propósito de la empresa. Pero también tienen que inspirar a la gente a trabajar para servir este propósito. Algunos CEOs tienen visión pero carecen de habilidad para armar equipos de trabajo. Y otros saben motivar pero no tienen una visión coherente y atractiva.
Se pueden sugerir tres acciones para inspirar a empleados a alcanzar las metas de la empresa:
1) Siempre tenga un propósito en sus acciones. El propósito de un líder es el propósito de la empresa. Si el líder tiene pasión, sus empleados lo seguirán y adoptarán sus metas como las suyas. La rentabilidad por sí sola no los inspirará. El líder más efectivo es aquel que demuestra que persigue algo más importante que la rentabilidad.
2) Conozca a su gente. Los líderes conocen a la gente que trabaja para ellos y están comprometidos a ayudarlos a alcanzar su potencial. Todo empleado quiere que su contribución tenga un impacto en la empresa, y depende del líder el poder crear un ambiente en el cual lo puedan lograr.
3) Haga que su gente se involucre. Es simple pero cierto: la gente involucrada en la toma de decisiones participa con mayor entusiasmo que aquellos que sólo “siguen órdenes”. Tienen un interés personal en las consecuencias de las decisiones, se convierten en dueños del proceso. Un líder permite que su gente contribuya e incorpora sus ideas con la mayor frecuencia posible.
Las empresas de alto rendimiento son manejadas con propósito, mientras que las demás operan en el día a día. En una organización con propósito, los empleados llegan a trabajar preguntando: “¿Qué puedo hacer hoy? ¿Qué ideas puedo aportar que nos ayuden a ser mejores?”. Esta motivación nace de seguir a un líder cuyos objetivos inspiran a las personas en un nivel muy profundo.
Ventilando la chispa creativa
Las nuevas ideas representan el camino más seguro al éxito. Un líder comprende que estas ideas pueden venir de cualquier parte –un técnico, un empleado de nivel bajo, una secretaria. La meta es nutrir el potencial de cada uno en un ambiente que continuamente reconozca y recompense al impulso creativo.
Para capturar la energía creativa de sus empleados, asegúrese de que las siguientes condiciones existen en su empresa:
- Una misión que inspire.
- Un sentido de urgencia compartido por todos.
- Una actitud de que “estamos todos en el mismo barco”.
- Objetivos que requieren el crecimiento profesional de sus empleados para ser cumplidos.
- La creencia de que trabajar en equipo es la mejor manera de lograr estos objetivos.
Cuando un líder logra que las tareas a realizar desafíen y atraigan a sus empleados, todos se benefician. La gente quiere sentirse parte de un gran equipo, no de uno mediocre. Quiere saber que su trabajo es necesario e importante para la supervivencia de la empresa.
Reconocimiento y recompensa
Recuerde que usted, como el Gerente General, marca la tónica en su organización. Usted puede generar un ambiente donde la gente pueda sentirse más cómoda con tres acciones:
- Ofrecer refuerzos positivos (feedback positivo).
- Darle a la gente los recursos para que hagan sus trabajos.
- Proveer y aceptar críticas constructivas.
Si esto aparenta ser obvio, piense en el impacto de hacer lo opuesto. Un CEO con expectativas negativas de sus empleados jamás obtendrá su lealtad y dedicación, nunca cosechará los beneficios de su verdadero potencial.
Las necesidades de la gente deberían coincidir con las necesidades de la empresa. Los empleados deberían ser capacitados, motivados, y contar con amplias oportunidades para crecer. No es suficiente decir “bien hecho”. Especifique las acciones que culminaron en un resultado favorable. Reconocimiento y apreciación del líder son fuentes poderosas de motivación.
Administrando el cambio
Por supuesto que más allá de todos nuestros esfuerzos, algunos empleados tienen dificultad con el cambio y lo resisten. Si estas personas aportan valor a la empresa, hay algunas medidas que puede tomar para guiarlos a alcanzar el objetivo deseado:
– Comuníquese en forma clara. Diga las cosas de frente, sea honesto y creíble. Un empleado que entiende claramente lo que el CEO quiere tiene muchas más posibilidades de alinearse con los objetivos de la empresa.
– Sea empático y no despreciativo. Puede existir una muy buena razón por la que un empleado tenga dificultades en alguna situación particular. Un líder efectivo se esfuerza en comprender estas circunstancias y en ayudar a desarrollar un plan de acción que mejore la situación.
– Sea respetuoso. Sus empleados deberían sentirse responsables de sus propias acciones e ideas. Respete sus valores personales en vez de intentar inculcarle los suyos.
Los mejores líderes se rodean de seguidores talentosos e inspirados. Estos individuos se inspiran al ver que su líder prioriza la mejora colectiva de la empresa. Las palabras, acciones y visión del líder proveen la motivación necesaria para avanzar sin límites.