22 de abril de 2008

¿Qué estoy queriendo alcanzar y qué hago para lograrlo?




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“Para ver qué hago, le pedí a cada uno de los miembros de mi grupo que me clarifiquen su posición” me decía un amigo. No se me ocurrió otra cosa que preguntarle ¿Cuál es tu posición?

Esto abrió, mágicamente, una nueva imagen sobre la cuestión. Por supuesto que también aparecieron varios fundamentos sobre la importancia que tiene saber qué están queriendo alcanzar aquellos que nos acompañan en algún proyecto, pero creo que es fundamental, para cada uno de nosotros, saber lo que nosotros estamos buscando. A partir de allí, es posible trazar planes y corregirlos a medida que avanzamos y vamos obteniendo resultados.

En un momento de bastante confusión de mi horizonte personal, mi terapeuta me regaló una tarjeta con una frase de Ben Stein. “El primer paso en la vida, indispensable para conseguir lo que queremos es este: decidir qué queremos”. Aún conservo la tarjeta y mi recuerdo por aquella persona que me acompañó durante unos años de intensa búsqueda personal. Es una frase simple y encierra la complejidad de ir desmarañando aquello que nos permite sentirnos en camino hacia un espacio elegido, aceptando que podemos desconocer cuál es el adecuado. A lo sumo podemos suponer cuál es el conveniente dentro de un puñado de alternativas para enfrentar a la incertidumbre del futuro. Lo fundamental es poder elegir alguno entre varios.

Caminando los otros días con Enrique Mariscal, uno de mis maestros de vida, me decía: “mi actual proyecto es escribir sobre lo simple y qué difícil que resulta. Se trata de hacer pensar a los otros, y a mi mismo, desde un lugar diferente”. Mi opinión es que lo viene haciendo desde hace tiempo y muy bien por cierto.

Lo obvio, muchas veces permanece oculto entre creencias que venimos sosteniendo sin habernos preguntado nunca sobre su validez. Las damos por sentadas y no nos damos cuenta que guían nuestros pensamientos y nuestras acciones. Las atesoramos sin saber que lo hacemos. Cuando somos conscientes de ello podemos revisar si aún siguen siendo útiles o si nos están ayudando en la actualidad para lograr aquello que deseamos alcanzar.

Otro maestro de vida, Miguel Angel Tomasini, ante un comentario quejoso mío referido a llegar a la “vereda de enfrente” me dijo: “La verdad es que yo creo que la mejor forma de cruzar la calle, es ir hasta la esquina, es mas seguro y uno ve las cosas de una forma distinta. Querer cruzar en el medio del tránsito es peligroso y a veces es mejor no cruzar, quedarse en ese lugar, tanto tránsito y el apuro, nos puede costar un accidente. Además, es posible que la circunstancia nos lleve a replantearnos que tal vez, y sólo tal vez, en lugar de cruzar la calle, tenemos que ir a la vuelta de la manzana o seguir por la misma calle a ver que otra cosa veo”.

Otra vez enfrentado a lo simple, a lo obvio. Es en esos momentos cuando la mirada de alguien nos puede aportar una nueva manera de mirar lo que estamos mirando. Nos abre un sendero que solamente nosotros podemos recorrer con una conciencia diferente a la de antes. Es a lo largo de ese recorrido que irán apareciendo resultados, circunstancias, hechos, que nos irán aportando nuevos elementos para evaluar si lo que estamos haciendo nos conduce a donde nosotros estamos queriendo llegar. No siempre el camino más corto es el indicado.

Aparecen acá la intención, el pensamiento o trazado de un plan y la acción concreta, el ponernos en marcha para ir evaluando lo que vamos recogiendo, lo que sucede a lo largo del trayecto.

Incluso, y esto es lo curioso, vamos dándonos cuenta que aquello que buscábamos se puede ir transformando en algo diferente. Comenzamos a sospechar que en realidad no vamos a ninguna parte para acomodarnos allí, sino que la vida es una sumatoria de recorridos continuos. Metas alcanzadas para convertirse en partida de nuevos recorridos hacia nuevas metas…

Clarificar su objetivo y posición personal, para mi amigo, es mucho más importante que la posición de sus circunstanciales compañeros de ruta. Si ninguno está comprometido con su propia búsqueda y con su propio recorrido él quedará preso de otros. Sin darse cuenta se convierte en un dependiente de los demás, postergando su protagonismo. Lo que suele ser peor aún, es que en esas circunstancias creemos que estamos siendo protagonistas de nuestro presente.

Dice Enrique Mariscal en su libro La jardinería Humana: “En el instante presente están el pasado y el futuro. El futuro es inventable, no inevitable, se construye con lo que hacemos hoy”.

La tentación de quedarnos en el mismo lugar en el que estamos, incluso con marcada insatisfacción, es muy grande. Es lo que conocemos, nos fuimos acomodando, no nos exige ninguna acción diferente a la que venimos emprendiendo. Esto se agrava cuando nos regocijamos con la queja y nos creemos que tenemos el derecho de exigirles a los otros que nos aclaren sus posiciones, para así, recién, decidir lo que haremos.

Para llegar a la esquina tengo que ponerme en marcha, tengo que abandonar la quietud que me permite, mientras tanto, quedarme en el mismo lugar. Al dar una vuelta a la manzana o caminar por la misma calle tengo que estar atento para ver lo que va aconteciendo. Sólo así puedo decir que estoy en marcha, sólo así voy a sentir profundamente que estoy en marcha. Sólo así lograré la coherencia del decir y del hacer. Así lograré que coincidan la palabra y el acto.

Enrique tiene mucha razón, es muy difícil escribir sobre lo simple. También es cierto que es muy difícil usar lo simple como punto de partida de nuestro pensar cotidiano.

12 de abril de 2008

Gran turbulencia generacional


En el mundo laboral, hoy conviven varias generaciones con formas de pensar muy distintas. Cómo impactan las diferencias de mentalidad y qué hacer.

Hoy conviven en el mundo del trabajo, por primera vez, cuatro generaciones muy diferentes en su forma de pensar.

Estas diferencias en la concepción del mundo, del futuro, y por lo tanto del trabajo, provocan una gran turbulencia dentro de las empresas, en los equipos de trabajo, entre jefes y colaboradores. La raíz de los problemas generacionales es la misma que en los problemas interculturales: lo diferente es percibido como erróneo.

Es por eso que, frecuentemente, escuchamos en las empresas juicios de valor negativos por parte de las generaciones más maduras respecto de los nuevos entrantes en el mundo del trabajo y viceversa, provocando choques, conflictos y problemas de retención.

Este panorama se complica aún más cuando miramos la pirámide organizacional desde el punto de vista generacional: en la base, las generaciones más jóvenes, y en el management y dirección, las generaciones más maduras.

[Mas:]

La dirección de las empresas enfrenta muchas veces la nueva realidad a partir de su propia concepción del mundo y del trabajo. A esto se suma que las políticas y prácticas con que las empresas gestionan sus Recursos Humanos tienen la misma fuente, por lo tanto chocan también con la mentalidad de las nuevas generaciones, que, inexorablemente, van ingresando a las empresas y presionando para modificar su cultura.

¿Cómo se resuelve la turbulencia? A través de la comprensión de las diferencias, de cómo se originan y cómo evolucionarán, y fundamentalmente a partir de la creencia de que no es necesario persistir en la antigua forma de trabajo. Otras formas de trabajo pueden generar buenos resultados. Esto implica dar respuestas nuevas a situaciones nuevas.

Pero, ¿cuál es la diferencia entre las mentalidades generacionales? Los valores fundamentales de las generaciones son los mismos, pero sus manifestaciones son distintas. Tomemos un ejemplo: el respeto. Todas las generaciones manifiestan que el respeto dentro de las empresas es un valor fundamental . Pero para los tradicionalistas (nacidos antes de 1945), es respeto a la autoridad, para los Baby Boomers (nacidos entre 1946 y 1964) es respeto por la influencia, el poder, los logros, y para los más jóvenes de la Generación Y (nacidos después de 1980), es respeto por el conocimiento, la capacidad de enseñar, la posibilidad de participar y la preocupación por el otro. En realidad, están todos hablando de respeto, pero lo que significa para cada uno de ellos es completamente diferente.

Estas diferencias son las que generan conflicto en el día a día. Veamos un caso concreto: un joven Y manda un e-mail a un tradicionalista, tuteándolo y manifestando un desacuerdo sin problemas ni prejuicios (como te respeto, te digo lo que pienso). Esto es percibido por su interlocutor como falta de respeto, osadía, o desubicación (no se manifiesta desacuerdo a la autoridad). Por lo tanto, el señor en cuestión no contesta el correo. Esto es percibido por nuestro joven Y como una falta de respeto hacia él y deteriora el respeto que le tiene a su interlocutor. Un círculo vicioso. Sin embargo, ambos personajes hablan de respeto.

Un gran choque se produce a partir de la distinta concepción del tiempo y el balance vida personal- vida laboral. Para el tradicionalista, el trabajo y la vida personal tienen tiempos distintos y separados, por lo cual no siente desequilibrio. Para los Baby Boomers, el tiempo se asigna prioritariamente al trabajo ya que construye su identidad fundamentalmente allí. Se produce deterioro de otros frentes, pero no desequilibrio, ya que no siente que haya otra opción. Para las generaciones más jóvenes, el respeto del tiempo libre es el atributo quizás más valorado. Sienten que el tiempo personal y el del trabajo tienen la misma importancia, y, cuando el trabajo les insume más tiempo de lo acordado, lo perciben como invasión y sienten inmediatamente el desequilibrio, que no toleran. Cuando hablamos de tiempo personal, nos referimos a “el tiempo que necesito para hacer lo que es importante para mí”, y esto es muy diferente para cada individuo: la pareja, la familia, los amigos, la música, el deporte.

Existen otras ramificaciones de esta diferente concepción del tiempo. Por ejemplo, para las generaciones maduras el tiempo de trabajo está habitualmente relacionado con estar físicamente en un lugar determinado - por ejemplo, la oficina - y estar allí muchas horas es símbolo de dedicación. Para los más jóvenes, trabajar no es necesariamente estar en un lugar - puedo trabajar donde tengo mis elementos de trabajo - y estar más horas de las estipuladas significa falta de eficiencia. ¡Nuevamente, turbulencia!

Las reuniones de trabajo, que son características de los Baby Boomers por su afán de trabajo en equipo y su necesidad de verse perteneciendo a determinados equipos son, para los jóvenes, una pérdida de tiempo (¿Para qué tanta gente para hablar de esto, si se puede hacer cargo uno solo y resolverlo?).

Es necesario comprender estas diferencias para eliminar esta turbulencia que afecta los resultados del negocio y la satisfacción de las personas. Estamos viviendo un momento de transición: las empresas y los jefes deberán adquirir una gran flexibilidad para modificar antiguos hábitos y generar lugares de trabajo atractivos para las nuevas generaciones. Cuando los jóvenes, la generación Y, llegue a ocupar posiciones de management, será la protagonista de un gran cambio en la forma de trabajar. Comprender esta problemática es la base para reformular la propuesta de valor al empleado y desarrollar en los jefes nuevas habilidades.

En mis clases cuento habitualmente un caso real, el de una Directora de Marketing (Baby Boomer) que llamaremos Sandra y un gerente (generación X), que llamaremos Tomás. Sandra felicita a Tomás por el lanzamiento de un producto con mucho éxito. Realmente, Tomás es un profesional excelente. Para premiarlo y demostrarle reconocimiento, le propone que, en vez de ir ella a la reunión de marketing de la corporación en Europa, vaya Tomás y presente el proyecto exitoso.

Piensa Sandra: “Tomás me lo va a agradecer, va a ser visible para la corporación, va a encontrarse con los personajes más pesados”. Al día siguiente, Tomás le dice a Sandra que no puede asistir y Sandra lo mira con la boca abierta pensando: “¿Qué puede haber de más importante?” Tomás le explica que su hijo empieza el Jardín de Infantes y que es un momento importante en el que él quiere estar. Sandra duda: “¿el Jardín de Infantes es importante?”. Obviamente, a la reunión internacional asiste Sandra. Las diferentes concepciones de las generaciones provocan también efectos dañinos. Imaginen a Sandra hablando de Tomás en la reunión de Directores en la que comparten opiniones sobre el potencial de sus gerentes. Dice Sandra: “Tomás es un muy buen profesional, pero le falta garra.”

Artículo Original de empleo.universiablogs.

8 de abril de 2008

¿Cómo se diseñan hoy las oficinas modernas para mejorar la productividad?

¿Cómo se diseñan hoy las oficinas modernas para mejorar la productividad?


El ambiente laboral es usado como un recurso para captar y retener talentos. Hay estudios que demuestran que llegan a incrementar hasta 20% el rendimiento

¿Cómo se diseñan hoy las oficinas modernas para mejorar la productividad?

Los laberínticos pasillos con minúsculas oficinas de puertas cerradas, los gabinetes grises y los escritorios de madera desvencijados ya han pasado a mejor vida para la mayoría de las empresas locales.


En la actualidad, el diseño de los espacios interiores es una actividad de vital importancia para las compañías. El objetivo: garantizar el confort de los empleados, mejorando así el clima de trabajo.

La tendencia no es en absoluto fortuita. Según un reciente informe elaborado por la consultora inmobiliaria Aguirre Newman, denominado 'Innovation & Workplace: yesterday, today and tomorrow', el diseño adecuado de los espacios de trabajo, unido a una óptima gestión y mantenimiento de los mismos puede aumentar hasta en un 20% la productividad de las compañías.

”Un buen ambiente de trabajo impacta directamente en la productividad y el confort de los empleados. Invertir en buenas oficinas, buenos muebles, buenas sillas redunda en una mayor productividad”, explica Santiago Diez, gerente comercial de Contract, empresa que se especializa en el diseño y ejecución integral de ambientes de trabajo.

Para Juan Serrano, director del estudio de arquitectura y diseño Ustatic, existen dos factores fundamentales que intervienen en el diseño de oficinas: el funcional y el habitacional.

“El diseño debe permitir desarrollar todas las tareas que sean necesarias y lograr que la gente que esté trabajando quiera ir a trabajar y se sienta parte de la empresa”, afirma.

En la actualidad la oficina es mucho más que un simple espacio donde cumplir con las obligaciones diarias, sino que contribuye a la construcción de la imagen global de la empresa.

“Hoy no sólo decidís trabajar en una compañía por el sueldo sino también por los beneficios adicionales, y uno de los puntos que la gente valora mucho es la oficina. El ambiente de trabajo es utilizado como un plus por las compañías para mantener a su fuerza de laboral”, dice Diez.

Esto en 2001 -según el experto- era algo impensado. Sin embargo, hoy es una práctica cada día más frecuente. Así, en una época de escasez de talentos, el diseño del espacio laboral se ha transformado en una más de las claves para captar los mejores recursos humanos.

Promover la comunicación
Espacios abiertos, mayor interrelación y sectores que faciliten el encuentro, esa es la principal tendencia en materia de diseño de oficinas según los profesionales.

“Desde hace unos años lo que más se implementa son las plantas libres, la existencia de cada vez menos oficinas privadas y menos gente trabajando aislada. La idea es que todos estén comunicados, que interactúen y que se genere una sinergia entre los empleados”, señala Diez.

Por eso, las empresas se preocupan cada vez más por la creación de espacios que permitan promover los encuentros frecuentes y casuales entre los distintos integrantes de la compañía, como cafeterías, salas de estar o lugares de recreación.

Según el estudio de Aguirre Newman, en la actualidad los lugares comunes representan el 3,7% del total del espacio de las multinacionales de origen extranjero. Entre las principales tipologías que se están implantando, señala el informe, se encuentran las 'Informal working areas', 'Cibercafe', 'Family rooms', 'War rooms' o zonas 'Touch Down'.

Sin embargo, según Serrano, en este afán por lograr el bienestar de los empleados, muchas empresas exageraron sus esfuerzos en la creación de espacios recreativos. “En Ustatic no creemos en el espacio de recreación como el oasis, como el paraíso en el que te sumergís durante 15 minutos para volver luego a la triste realidad de la oficina”, señala el directivo.

Y agrega: “Para nosotros el espacio de oficinas no puede ser más desagradable que el de recreación, porque sino contribuye a la creación de odio hacia el trabajo”.

Un caso aparte
Por sus características, los call centers suelen ser de las empresas más desafiantes para quienes se encargan del diseño de espacios de oficinas. Se trata de trabajos con un alto nivel de estrés, que requieren gran cantidad de personal y donde la mayoría de los empleados se encuentran conviviendo al mismo tiempo en un mismo espacio.

“Los contact centres son las empresas que más problemas de funcionalidad y habitabilidad tienen. En general los empleados en promedio no duran más de seis meses en sus puestos”, explica Serrano.

En base a estos datos, Ustatic está desarrollando un nuevo concepto, denominado contact center 2, que busca hacer más amena la estada de los empleados en este tipo de compañías.

“En los call centers hay una cuestión fundamental con el tema del paso del tiempo, ya que los empelados en general no tienen contacto con el afuera. Esto los hace sentir como si fueran parte de la máquina”, afirma el ejecutivo.

“Lo que estamos haciendo entonces es generar grupos de trabajo, evitar el aislamiento de las personas en boxes. La despersonalización genera alta rotación y ausentismo, en cambio, tener grupos acotados permite contar con un control más íntimo e individual”, agrega.

En la mayoría de las empresas, y los centros telefónicos de atención y soporte de clientes no son la excepción, el ambiente laboral suele ser determinante para la retención de empleados.

“En los call centers, por el tipo de trabajo, es muy importante cuidar la parte ambiental. Es fundamental que existan, entre otras cosas, salas de descanso, lockers para que los operadores puedan guardar sus cosas y puestos con mayor espacio”, afirma Diez.

Distenderse
Concientes de la relevancia que tiene el bienestar de sus empleados en el buen funcionamiento de la empresa, el banco Santander Río decidió hace poco más de un año la remodelación de todos sus espacios de trabajo.

“Creemos que el diseño de la oficina ayuda a los empleados a ser más productivos, favoreciendo la creatividad y la atención al cliente. Por eso nuestros espacios de oficinas son amplios, permitiendo una mayor participación de los equipos”, señala Adrián Elstner, gerente del Centro de Empleados.

Como parte de este concepto, la empresa también creó en la terraza de su edifico de Defensa al 100 un mirador donde los empleados de la firma pueden tomarse un tiempo de descanso para distenderse en medio de la jornada laboral.

Además de disfrutar de la imponente vista y de la ausencia de ruidos, en el lugar los empleados pueden participar de clases de yoga, recibir masajes, asistir a video conferencias, conectarse a Internet o acomodarse en los sillones del rincón de juegos para participar de una partida de damas o ajedrez.

“Crear un buen clima desde la propia arquitectura hace que las personas aporten lo mejor de sí”, señala Elstner.

Y agrega, ya no sólo como representante de la firma sino como uno más de los usuarios de las instalaciones: “La verdad que es un lugar increíble, estar en el centro del casco histórico rodeado de madera, cañas, plantas y una estética muy cuidada es realmente espectacular”.

María Eugenia Baliño

No espero nada , todo se presenta sin preguntar.

En mi blog encontrarán artículos que me parecen muy interesantes sobre diferentes tematicas.
Dichos artículos serán extraídos de la web o por aportes de los lectores.


Es un blog abierto
GR